Dejando de lado las primeras descolonizaciones “históricas” (como por ejemplo la de las colonias inglesas en América del Norte a finales del siglo XVIII, o las de Latinoamérica en el XIX), podemos hablar de cuatro etapas1 claramente diferenciadas en el problema que nos ocupa. Una primera etapa, ya comentada en el punto anterior, de formación masiva de propiedades coloniales (especialmente por los europeos -pero no sólo por ellos- y especialmente en África y Asia -pero no sólo en ellas-). La segunda etapa abarcaría el período entre las dos guerras mundiales, las décadas entre 1920 y 1940, en las que se empieza a gestar una clara conciencia nacional en las colonias, sentimiento que se realimenta con el cambio de la visión que la colonia tiene de la metrópoli debido a las vicisitudes de la G.M. I. El tercer período a considerar se concentra en el corto -relativamente hablando- intervalo de la 2ª Guerra mundial. El esfuerzo bélico de las colonias, su participación humana y material en el conflicto, marcan un antes y un después en las actitudes frente a la dominación colonial, tanto por parte de los dominados como de los dominadores. Y por último, al acabar la 2ª Guerra mundial se inicia el proceso concreto de independencia descolonizadora, con una rapidez que nada tiene que envidiar a la rapidez con la que se crearon las colonias entre 1875 y 1914. Efectivamente, en 1950 se puede dar por acabada la descolonización en Asia (a excepción de Vietnam), en África se cierra el proceso en los primeros años 60 (independencia de Argelia en 1961, p. ej.), en 1975 EEUU abandona Vietnam... poco queda después de este momento sin que se haya formalizado una “independencia” al menos teórica2 respecto a la antigua metrópoli. Es conveniente fijarse en que todo el proceso de colonización-descolonización dura apenas un siglo, turbulento ciertamente, pero un período “corto” en el devenir de la Historia de la humanidad.
➊Dado que el objetivo de este trabajo debe centrarse en las relaciones entre la descolonización y la Guerra fría3, de las cuatro etapas descritas anteriormente destacaremos la última, la que empieza al final de la 2ª Guerra mundial. Los procesos de independencia que tendrán lugar en esta etapa se enmarcan en un mundo recién salido de un conflicto de una intensidad sin precedentes, con unas consecuencias económicas y demográficas de una escala nunca vista, y en el que se van a dar dos períodos muy diferenciados. Inicialmente, la descolonización cuenta con el apoyo de las dos grandes potencias que han emergido después -o mejor, durante- la guerra, EEUU y la URSS. Por motivos diferentes, ambos países apuestan inicialmente por un apoyo decidido a la descolonización. Sin embargo, no tarda mucho en cambiar esta actitud debido a la gran bipolarización que se produce pivotando sobre esas dos potencias4, de manera que la descolonización deja de verse como un fin en sí misma y se convierte en un arma más de la lucha política y económica entre los antiguos aliados.
➋Sin entrar en el detalle de todas las independencias conseguidas en el períodos que estamos estudiando, sí puede hacerse un resumen de ellas con el objetivo de que nos sea útil cuando confrontemos la descolonización con los avatares de la Guerra fría
Un grupo de independencias puede centrarse en las que fueron colonias de países perdedores de la 2ª Guerra mundial, como Japón e Italia, que perdieron sus propiedades sin muchos más trámites, revertiendo la situación de las colonias a la etapa previa a la dominación.
Los ganadores de la G.M., como Gran Bretaña, Francia o Rusia hicieron un intento, un tanto llevados por la inercia de la situación anterior, de mantener sus imperios coloniales. Pero nada era igual que antes de la guerra, y ese intento tropezó frontalmente con las nuevas situaciones y actitudes creadas en las colonias, en las que la visión que se tiene de la metrópoli es radicalmente diferente que antes del conflicto. Por otro lado, no se puede olvidar que en el marco del desarrollo económico de la época el sistema colonial empezaba a no encajar adecuadamente, y muchas veces el coste de mantenerlo era superior a los beneficios que de él se obtenía, lo cual también fue un motivo para que la descolonización se llevase a efecto sin demasiadas resistencias, aunque hubo matices en esta actitud; la descolonización llevada a cabo en las propiedades inglesas y francesas siguió un camino un tanto diferente en cada uno de esos entornos, y es por ello por lo que suele hablarse del “modelo de descolonización” inglés o francés.
➌Desde la óptica de Londres, se reconoció rápidamente que la descolonización iba a ser un proceso irremediable, al que era inútil oponerse, y frente al cual lo más pragmático era intentar conseguir el mantenimiento de una cierta influencia política, con el reforzamiento de los lazos e intereses económicos entre la colonia y la metrópoli. La flexibilidad mostrada por Gran Bretaña facilitó enormemente la transición hacia la independencia en sus antiguas posesiones -la India, un auténtico polvorín, es una buena muestra de ello- y posibilitó ese objetivo de mantener las relaciones desde este otro punto de vista. La creación y posterior consolidación de la Commonwealth es la plasmación concreta de este modelo inglés de descolonización, que sin duda estuvo estimulado por la gran tradición y experiencia diplomática del Foreing Office inglés, y por el hecho de que las colonias inglesas sufrieron especialmente el conflicto de la 2ª Guerra mundial, con el fuerte cambio de las mentalidades hacia el estatus colonial que ello supuso.
Por el lado francés las cosas no discurrieron por el mismo camino, y si antes hablábamos de “flexibilidad” ahora habría que hacerlo de “intransigencia”. La resistencia francesa a la pérdida de sus colonias le llevó a enfrentarse a ellas en conflictos intensos y sin una auténtica perspectiva de éxito. La guerra de Indochina -continuada por los EEUU tras la retirada francesa- o la guerra en Argelia son dos buenas muestras de este otro modo de hacer. A diferencia del caso inglés, las colonias francesas no estuvieron tan implicadas territorialmente en el conflicto armado, constituyendo así una “reserva” en la retaguardia de la Francia Libre, que se intentaría, inútilmente, conservar, retrasando el inevitable final durante una década.
➍En resumen, la descolonización fue fruto de un cierto debilitamiento y desistimiento de las potencias coloniales, de la ascensión de los sentimientos -e intereses- nacionalistas, ideológicamente antiimperialistas, y también de la situación política general del momento, en plana “guerra fría”, situación a la que vamos a dedicar el siguiente punto.
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